Cadaver exquisito (cuentos cortos)

Había dos especies sin cabeza.
El más bajito medía ochenta por ocho.
Nunca antes habían tomado cartas en este escabroso asunto.
Pero nadie supo lo pelado que podía ser cada vez que se pelaba.

Por cuestiones personales, explotó en una peluquería
y todos se ofuscaron al descubrir que él no era quien pensaban.

No! Nadie en el espacio creería que le afloró esa madrugada.
Una mezcla justa sin ningún ingrediente especial pero con mucha textura.

-Basta! -dije con firmeza. Pero no logré convencerlos- ¿Cómo puede ser
que ninguna tortilla digna de ser degustada camine entre nosotros?

Aunque nadie quiso responder a su ridícula, patética y desopilante pregunta, Estefanía no podía permitir semejante falta de conocimiento.

Apuró el trago una vez, sonrió cortesmente y miro

Había dos especies sin cabeza.
El más bajito medía ochenta por ocho.
Nunca antes habían tomado cartas en este escabroso asunto.
Pero nadie supo lo pelado que podía ser cada vez que se pelaba.

Por cuestiones personales, explotó en una peluquería
y todos se ofuscaron al descubrir que él no era quien pensaban.

No! Nadie en el espacio creería que le afloró esa madrugada.
Una mezcla justa sin ningún ingrediente especial pero con mucha textura.

-Basta! -dije con firmeza. Pero no logré convencerlos- ¿Cómo puede ser
que ninguna tortilla digna de ser degustada camine entre nosotros?

Aunque nadie quiso responder a su ridícula, patética y desopilante pregunta, Estefanía no podía permitir semejante falta de conocimiento.

Apuró el trago una vez, sonrió cortesmente y miro la

Había dos especies sin cabeza.
El más bajito medía ochenta por ocho.
Nunca antes habían tomado cartas en este escabroso asunto.
Pero nadie supo lo pelado que podía ser cada vez que se pelaba.

Por cuestiones personales, explotó en una peluquería
y todos se ofuscaron al descubrir que él no era quien pensaban.

No! Nadie en el espacio creería que le afloró esa madrugada.
Una mezcla justa sin ningún ingrediente especial pero con mucha textura.

-Basta! -dije con firmeza. Pero no logré convencerlos- ¿Cómo puede ser
que ninguna tortilla digna de ser degustada camine entre nosotros?

Aunque nadie quiso responder a su ridícula, patética y desopilante pregunta, Estefanía no podía permitir semejante falta de conocimiento.

Apuró el trago una vez, sonrió cortesmente y miro la nada

Había dos especies sin cabeza.
El más bajito medía ochenta por ocho.
Nunca antes habían tomado cartas en este escabroso asunto.
Pero nadie supo lo pelado que podía ser cada vez que se pelaba.

Por cuestiones personales, explotó en una peluquería
y todos se ofuscaron al descubrir que él no era quien pensaban.

No! Nadie en el espacio creería que le afloró esa madrugada.
Una mezcla justa sin ningún ingrediente especial pero con mucha textura.

-Basta! -dije con firmeza. Pero no logré convencerlos- ¿Cómo puede ser
que ninguna tortilla digna de ser degustada camine entre nosotros?

Aunque nadie quiso responder a su ridícula, patética y desopilante pregunta, Estefanía no podía permitir semejante falta de conocimiento.

Apuró el trago una vez, sonrió cortesmente y miro la nada.
Mientras

Había dos especies sin cabeza.
El más bajito medía ochenta por ocho.
Nunca antes habían tomado cartas en este escabroso asunto.
Pero nadie supo lo pelado que podía ser cada vez que se pelaba.

Por cuestiones personales, explotó en una peluquería
y todos se ofuscaron al descubrir que él no era quien pensaban.

No! Nadie en el espacio creería que le afloró esa madrugada.
Una mezcla justa sin ningún ingrediente especial pero con mucha textura.

-Basta! -dije con firmeza. Pero no logré convencerlos- ¿Cómo puede ser
que ninguna tortilla digna de ser degustada camine entre nosotros?

Aunque nadie quiso responder a su ridícula, patética y desopilante pregunta, Estefanía no podía permitir semejante falta de conocimiento.

Apuró el trago una vez, sonrió cortesmente y miro la nada.
Mientras en

Había dos especies sin cabeza.
El más bajito medía ochenta por ocho.
Nunca antes habían tomado cartas en este escabroso asunto.
Pero nadie supo lo pelado que podía ser cada vez que se pelaba.

Por cuestiones personales, explotó en una peluquería
y todos se ofuscaron al descubrir que él no era quien pensaban.

No! Nadie en el espacio creería que le afloró esa madrugada.
Una mezcla justa sin ningún ingrediente especial pero con mucha textura.

-Basta! -dije con firmeza. Pero no logré convencerlos- ¿Cómo puede ser
que ninguna tortilla digna de ser degustada camine entre nosotros?

Aunque nadie quiso responder a su ridícula, patética y desopilante pregunta, Estefanía no podía permitir semejante falta de conocimiento.

Apuró el trago una vez, sonrió cortesmente y miro la nada.
Mientras en silencio

Había dos especies sin cabeza.
El más bajito medía ochenta por ocho.
Nunca antes habían tomado cartas en este escabroso asunto.
Pero nadie supo lo pelado que podía ser cada vez que se pelaba.

Por cuestiones personales, explotó en una peluquería
y todos se ofuscaron al descubrir que él no era quien pensaban.

No! Nadie en el espacio creería que le afloró esa madrugada.
Una mezcla justa sin ningún ingrediente especial pero con mucha textura.

-Basta! -dije con firmeza. Pero no logré convencerlos- ¿Cómo puede ser
que ninguna tortilla digna de ser degustada camine entre nosotros?

Aunque nadie quiso responder a su ridícula, patética y desopilante pregunta, Estefanía no podía permitir semejante falta de conocimiento.

Apuró el trago una vez, sonrió cortesmente y miro la nada.
Mientras en silencio veía

Había dos especies sin cabeza.
El más bajito medía ochenta por ocho.
Nunca antes habían tomado cartas en este escabroso asunto.
Pero nadie supo lo pelado que podía ser cada vez que se pelaba.

Por cuestiones personales, explotó en una peluquería
y todos se ofuscaron al descubrir que él no era quien pensaban.

No! Nadie en el espacio creería que le afloró esa madrugada.
Una mezcla justa sin ningún ingrediente especial pero con mucha textura.

-Basta! -dije con firmeza. Pero no logré convencerlos- ¿Cómo puede ser
que ninguna tortilla digna de ser degustada camine entre nosotros?

Aunque nadie quiso responder a su ridícula, patética y desopilante pregunta, Estefanía no podía permitir semejante falta de conocimiento.

Apuró el trago una vez, sonrió cortesmente y miro la nada.
Mientras en silencio veía todo

Había dos especies sin cabeza.
El más bajito medía ochenta por ocho.
Nunca antes habían tomado cartas en este escabroso asunto.
Pero nadie supo lo pelado que podía ser cada vez que se pelaba.

Por cuestiones personales, explotó en una peluquería
y todos se ofuscaron al descubrir que él no era quien pensaban.

No! Nadie en el espacio creería que le afloró esa madrugada.
Una mezcla justa sin ningún ingrediente especial pero con mucha textura.

-Basta! -dije con firmeza. Pero no logré convencerlos- ¿Cómo puede ser
que ninguna tortilla digna de ser degustada camine entre nosotros?

Aunque nadie quiso responder a su ridícula, patética y desopilante pregunta, Estefanía no podía permitir semejante falta de conocimiento.

Apuró el trago una vez, sonrió cortesmente y miro la nada.
Mientras en silencio veía todo doble

Había dos especies sin cabeza.
El más bajito medía ochenta por ocho.
Nunca antes habían tomado cartas en este escabroso asunto.
Pero nadie supo lo pelado que podía ser cada vez que se pelaba.

Por cuestiones personales, explotó en una peluquería
y todos se ofuscaron al descubrir que él no era quien pensaban.

No! Nadie en el espacio creería que le afloró esa madrugada.
Una mezcla justa sin ningún ingrediente especial pero con mucha textura.

-Basta! -dije con firmeza. Pero no logré convencerlos- ¿Cómo puede ser
que ninguna tortilla digna de ser degustada camine entre nosotros?

Aunque nadie quiso responder a su ridícula, patética y desopilante pregunta, Estefanía no podía permitir semejante falta de conocimiento.

Apuró el trago una vez, sonrió cortesmente y miro la nada.
Mientras en silencio veía todo doble, confuso

Había dos especies sin cabeza.
El más bajito medía ochenta por ocho.
Nunca antes habían tomado cartas en este escabroso asunto.
Pero nadie supo lo pelado que podía ser cada vez que se pelaba.

Por cuestiones personales, explotó en una peluquería
y todos se ofuscaron al descubrir que él no era quien pensaban.

No! Nadie en el espacio creería que le afloró esa madrugada.
Una mezcla justa sin ningún ingrediente especial pero con mucha textura.

-Basta! -dije con firmeza. Pero no logré convencerlos- ¿Cómo puede ser
que ninguna tortilla digna de ser degustada camine entre nosotros?

Aunque nadie quiso responder a su ridícula, patética y desopilante pregunta, Estefanía no podía permitir semejante falta de conocimiento.

Apuró el trago una vez, sonrió cortesmente y miro la nada.
Mientras en silencio veía todo doble, confuso y

Había dos especies sin cabeza.
El más bajito medía ochenta por ocho.
Nunca antes habían tomado cartas en este escabroso asunto.
Pero nadie supo lo pelado que podía ser cada vez que se pelaba.

Por cuestiones personales, explotó en una peluquería
y todos se ofuscaron al descubrir que él no era quien pensaban.

No! Nadie en el espacio creería que le afloró esa madrugada.
Una mezcla justa sin ningún ingrediente especial pero con mucha textura.

-Basta! -dije con firmeza. Pero no logré convencerlos- ¿Cómo puede ser
que ninguna tortilla digna de ser degustada camine entre nosotros?

Aunque nadie quiso responder a su ridícula, patética y desopilante pregunta, Estefanía no podía permitir semejante falta de conocimiento.

Apuró el trago una vez, sonrió cortesmente y miro la nada.
Mientras en silencio veía todo doble, confuso y vacío

Había dos especies sin cabeza.
El más bajito medía ochenta por ocho.
Nunca antes habían tomado cartas en este escabroso asunto.
Pero nadie supo lo pelado que podía ser cada vez que se pelaba.

Por cuestiones personales, explotó en una peluquería
y todos se ofuscaron al descubrir que él no era quien pensaban.

No! Nadie en el espacio creería que le afloró esa madrugada.
Una mezcla justa sin ningún ingrediente especial pero con mucha textura.

-Basta! -dije con firmeza. Pero no logré convencerlos- ¿Cómo puede ser
que ninguna tortilla digna de ser degustada camine entre nosotros?

Aunque nadie quiso responder a su ridícula, patética y desopilante pregunta, Estefanía no podía permitir semejante falta de conocimiento.

Apuró el trago una vez, sonrió cortesmente y miro la nada.
Mientras en silencio veía todo doble, confuso y vacío. Pero

Había dos especies sin cabeza.
El más bajito medía ochenta por ocho.
Nunca antes habían tomado cartas en este escabroso asunto.
Pero nadie supo lo pelado que podía ser cada vez que se pelaba.

Por cuestiones personales, explotó en una peluquería
y todos se ofuscaron al descubrir que él no era quien pensaban.

No! Nadie en el espacio creería que le afloró esa madrugada.
Una mezcla justa sin ningún ingrediente especial pero con mucha textura.

-Basta! -dije con firmeza. Pero no logré convencerlos- ¿Cómo puede ser
que ninguna tortilla digna de ser degustada camine entre nosotros?

Aunque nadie quiso responder a su ridícula, patética y desopilante pregunta, Estefanía no podía permitir semejante falta de conocimiento.

Apuró el trago una vez, sonrió cortesmente y miro la nada.
Mientras en silencio veía todo doble, confuso y vacío. Pero corrió

Había dos especies sin cabeza.
El más bajito medía ochenta por ocho.
Nunca antes habían tomado cartas en este escabroso asunto.
Pero nadie supo lo pelado que podía ser cada vez que se pelaba.

Por cuestiones personales, explotó en una peluquería
y todos se ofuscaron al descubrir que él no era quien pensaban.

No! Nadie en el espacio creería que le afloró esa madrugada.
Una mezcla justa sin ningún ingrediente especial pero con mucha textura.

-Basta! -dije con firmeza. Pero no logré convencerlos- ¿Cómo puede ser
que ninguna tortilla digna de ser degustada camine entre nosotros?

Aunque nadie quiso responder a su ridícula, patética y desopilante pregunta, Estefanía no podía permitir semejante falta de conocimiento.

Apuró el trago una vez, sonrió cortesmente y miro la nada.
Mientras en silencio veía todo doble, confuso y vacío. Pero corrió con

Había dos especies sin cabeza.
El más bajito medía ochenta por ocho.
Nunca antes habían tomado cartas en este escabroso asunto.
Pero nadie supo lo pelado que podía ser cada vez que se pelaba.

Por cuestiones personales, explotó en una peluquería
y todos se ofuscaron al descubrir que él no era quien pensaban.

No! Nadie en el espacio creería que le afloró esa madrugada.
Una mezcla justa sin ningún ingrediente especial pero con mucha textura.

-Basta! -dije con firmeza. Pero no logré convencerlos- ¿Cómo puede ser
que ninguna tortilla digna de ser degustada camine entre nosotros?

Aunque nadie quiso responder a su ridícula, patética y desopilante pregunta, Estefanía no podía permitir semejante falta de conocimiento.

Apuró el trago una vez, sonrió cortesmente y miro la nada.
Mientras en silencio veía todo doble, confuso y vacío. Pero corrió con gran

Había dos especies sin cabeza.
El más bajito medía ochenta por ocho.
Nunca antes habían tomado cartas en este escabroso asunto.
Pero nadie supo lo pelado que podía ser cada vez que se pelaba.

Por cuestiones personales, explotó en una peluquería
y todos se ofuscaron al descubrir que él no era quien pensaban.

No! Nadie en el espacio creería que le afloró esa madrugada.
Una mezcla justa sin ningún ingrediente especial pero con mucha textura.

-Basta! -dije con firmeza. Pero no logré convencerlos- ¿Cómo puede ser
que ninguna tortilla digna de ser degustada camine entre nosotros?

Aunque nadie quiso responder a su ridícula, patética y desopilante pregunta, Estefanía no podía permitir semejante falta de conocimiento.

Apuró el trago una vez, sonrió cortesmente y miro la nada.
Mientras en silencio veía todo doble, confuso y vacío. Pero corrió con gran suerte

Había dos especies sin cabeza.
El más bajito medía ochenta por ocho.
Nunca antes habían tomado cartas en este escabroso asunto.
Pero nadie supo lo pelado que podía ser cada vez que se pelaba.

Por cuestiones personales, explotó en una peluquería
y todos se ofuscaron al descubrir que él no era quien pensaban.

No! Nadie en el espacio creería que le afloró esa madrugada.
Una mezcla justa sin ningún ingrediente especial pero con mucha textura.

-Basta! -dije con firmeza. Pero no logré convencerlos- ¿Cómo puede ser
que ninguna tortilla digna de ser degustada camine entre nosotros?

Aunque nadie quiso responder a su ridícula, patética y desopilante pregunta, Estefanía no podía permitir semejante falta de conocimiento.

Apuró el trago una vez, sonrió cortesmente y miro la nada.
Mientras en silencio veía todo doble, confuso y vacío. Pero corrió con gran suerte hacia

Había dos especies sin cabeza.
El más bajito medía ochenta por ocho.
Nunca antes habían tomado cartas en este escabroso asunto.
Pero nadie supo lo pelado que podía ser cada vez que se pelaba.

Por cuestiones personales, explotó en una peluquería
y todos se ofuscaron al descubrir que él no era quien pensaban.

No! Nadie en el espacio creería que le afloró esa madrugada.
Una mezcla justa sin ningún ingrediente especial pero con mucha textura.

-Basta! -dije con firmeza. Pero no logré convencerlos- ¿Cómo puede ser
que ninguna tortilla digna de ser degustada camine entre nosotros?

Aunque nadie quiso responder a su ridícula, patética y desopilante pregunta, Estefanía no podía permitir semejante falta de conocimiento.

Apuró el trago una vez, sonrió cortesmente y miro la nada.
Mientras en silencio veía todo doble, confuso y vacío. Pero corrió con gran suerte hacia el

Había dos especies sin cabeza.
El más bajito medía ochenta por ocho.
Nunca antes habían tomado cartas en este escabroso asunto.
Pero nadie supo lo pelado que podía ser cada vez que se pelaba.

Por cuestiones personales, explotó en una peluquería
y todos se ofuscaron al descubrir que él no era quien pensaban.

No! Nadie en el espacio creería que le afloró esa madrugada.
Una mezcla justa sin ningún ingrediente especial pero con mucha textura.

-Basta! -dije con firmeza. Pero no logré convencerlos- ¿Cómo puede ser
que ninguna tortilla digna de ser degustada camine entre nosotros?

Aunque nadie quiso responder a su ridícula, patética y desopilante pregunta, Estefanía no podía permitir semejante falta de conocimiento.

Apuró el trago una vez, sonrió cortesmente y miro la nada.
Mientras en silencio veía todo doble, confuso y vacío. Pero corrió con gran suerte hacia el auto

Había dos especies sin cabeza.
El más bajito medía ochenta por ocho.
Nunca antes habían tomado cartas en este escabroso asunto.
Pero nadie supo lo pelado que podía ser cada vez que se pelaba.

Por cuestiones personales, explotó en una peluquería
y todos se ofuscaron al descubrir que él no era quien pensaban.

No! Nadie en el espacio creería que le afloró esa madrugada.
Una mezcla justa sin ningún ingrediente especial pero con mucha textura.

-Basta! -dije con firmeza. Pero no logré convencerlos- ¿Cómo puede ser
que ninguna tortilla digna de ser degustada camine entre nosotros?

Aunque nadie quiso responder a su ridícula, patética y desopilante pregunta, Estefanía no podía permitir semejante falta de conocimiento.

Apuró el trago una vez, sonrió cortesmente y miro la nada.
Mientras en silencio veía todo doble, confuso y vacío. Pero corrió con gran suerte hacia el auto cuando